martes, 24 de noviembre de 2015

Somni Somne (La pequeña Musgo)


La pequeña Musgo no tenía el cabello color plata como sus hermanas, ni la piel blanca como el marfil. Ni siquiera sus colmillos brillaban tanto como los de ellas, ni eran tan largos y afilados.

A duras penas y le asomaba de la boca, uno muy pequeño.

Con la llegada del alba las Somni Somnes, regresaban a la Niebla y allí permanecían hasta el nuevo anochecer, todas menos Musgo, que se deslizaba en el interior de la tierra húmeda del pantano bajo un árbol enorme que cubría el cielo.


Su cabello color verde mortecino, pasaba desapercibido entre las plantas que cubrían el lodazal. 



Una noche en que sus hermanas partieron en busca de tristezas y lamentos de los que alimentarse, la pequeña ascendió de entre el lodazal y escuchó una melodía lejana que atrapó toda su atención.

Fue caminando bosque a través totalmente extasiada por aquella música, que sin saber por qué, le atraía irremediablemente.

Cuando llegó al final del bosque divisó una bonita casa de tejas negras y descubrió que aquel hermoso sonido, provenía de una de las ventanas abiertas de la planta de arriba.

Trepó entonces por una de las cañerías cercanas a la ventana y asomándose discretamente por ella, sus ojos negros como la noche, contemplaron a un joven niño de rizos oscuros y perfectos, de aspecto lánguido, que no tendría más de nueve años y observó que como ella, tenía la piel pálida y sombras lilaceas bajo los ojos.

Aquella música producía en la pequeña Musgo algo casi hipnótico pues sin darse cuenta y dejándose llevar, puso sus pies descalzos y llenos de barro dentro de la habitación.

De pronto una voz que provenía de la planta de abajo de la casa, interrumpió al pequeño que tocaba concentrado con los ojos cerrados.

-¡Víctor! ¿No me oyes? ¡Deja ya el violín por hoy, por favor!

-¡Si madre!- dijo mientras dejaba el violín sobre la cama.

-¡No! -exclamó en un arrebato Musgo -no pares por favor...

Cuando Musgo se dio cuenta de lo que acababa de hacer, se asustó muchísimo y quiso salir corriendo, pero entonces Víctor girándose hacía la ventana preguntó...

-¿Quien anda ahí?

La pequeña se armó de valor y pasando a través de la ventana, entró de nuevo en la habitación.
Pero el niño, siguió preguntando...

-¿Hay alguien? ¿Quién es?

-No... no... ¿No me ves?- dijo extrañada y con algo de temor Musgo, pues sintió que estaba llegando muy lejos con todo aquello...

-No, no te veo ¿quién eres? ¿Qué haces en mi cuarto?

Musgo ya estaba demasiado cerca del muchacho y se dio cuenta que realmente no la podía ver, entonces se fijó en sus ojos que eran grandes y blancos.

-Lo... lo siento... yo solo vine, por que escuché algo tan hermoso que venía de aquí...

-¿De verdad te parece que toco bien el violín?

-¿El... violín?

-Sí, ¿no sabes lo que es un violín?

-No...

-Vaya, realmente eres una niña muy rara. ¿Vives cerca de aquí?

-Si...

-¡Víctor! ¡Ve metiéndote en la cama, que ya subo!

De nuevo la voz que venía del piso de abajo, les interrumpió...

-Es mi madre, deberías irte, no le parece bien que reciba visitas ni que tenga la ventana abierta, aunque siempre aprovecho mis ratos con el violín para abrirla.

Musgo subió una pierna al alféizar de la ventana y se disponía a marcharse, cuando Víctor le preguntó...

-¿Vendrás otro día? Me gusta saber que… alguien escucha mi música.

Pero Musgo, ya se había marchado. 



Cuando Víctor cumplió doce años, supo que algo ocurría con aquella niña que le visitaba cada noche, pero que jamás crecía.

Abrió la ventana y sujetando su robusto violín, comenzó a tocar.

Se había vestido para la ocasión con un hermoso chaleco gris que dejaba a la vista, la cadena dorada de su reloj de bolsillo y sus rizos oscuros, que caían de forma delicada y perfecta sobre su frente, parecían castaños bajo la luz tenue del único candelabro de la estancia.

Al poco tiempo escuchó aquellos pequeños pasos que le eran tan familiares y mientras en su rostro se dibujaba una gran sonrisa, comenzó a tocar con más intensidad.

Esa noche por motivo de su cumpleaños su madre quiso hacerle una pequeña concesión y le dejó tocar hasta más tarde, esto hizo que la pequeña Musgo no se diera cuenta de lo poco que faltaba para el alba, hasta que el picaporte de la puerta comenzó a girar.

Entonces veloz, salió por la ventana y se escondió dentro del musgo del tejado.


Cuando sus hermanas regresaron de madrugada y vieron preocupadas que no estaba, Melusina la hermana mayor, decidió ir a buscarla aún arriesgo de desaparecer para siempre con los primeros rayos de sol.

Musgo no podía olvidar lo enfadada que estaba su hermana cuando la encontró, ni el peligro que  había corrido por su culpa.

-“Las criaturas eternas no deben ser vistas jamás, es antinatural y peligroso, ningún humano debe saber de nuestra existencia” –repetía entre susurros Melusina a la pequeña.

Sin embargo aún estaban a tiempo de arreglar lo ocurrido. Musgo solo tendría que robar un mal sueño de Víctor y alimentarse por primera vez, de tristezas y lamentos, pues se convertiría así, en una Somni Somne completa y ambos se olvidarían.

-“Pero cuidado”-, le advirtió su hermana mayor, pues solo tendría una única oportunidad. Si algo saliera mal, se quedaría así para siempre.

La pequeña, que había anhelado siempre ser como sus hermanas y vagar con ellas en la noche, sintió por primera vez la punzada de las dudas.



Cuando el muchacho entró en la habitación, sintió aquel olor húmedo y barroso que anunciaba que tenía visita. Se acercó a la cama y se disculpó por no haber estado en su cuarto, desde hacía más de un mes.

Sabía que su amiga estaría esperándole, pues hacía tiempo que se acercaba a la casa aunque no hubiera melodía que la atrajese.

A Musgo le pareció que estaba más delgado y que su rostro reflejaba cansancio. Él se recostó en la cama cerca de ella, que estaba sentada tocando las cuerdas del violín.

-Te compensaré, siento no haber estado esta vez en mi cumpleaños, lo celebraremos como cada año, te lo prometo- dijo el joven mientras cerraba los ojos.

Musgo que concebía el tiempo de una forma distinta, no sabía que Víctor ya había cumplido catorce años hacía unas semanas. Dejó el violín a su lado y se levantó para marcharse, pero él en un hilo de voz le pidió que se quedara, un poco más...

La pequeña se recostó a su lado en la cama. En medio de ellos, su amado y ajado violín.


Víctor dormía cuando ella comenzó a sentir aquel cosquilleo extraño, era como un hormigueo que recorría todo su diminuto cuerpo, contempló como el muchacho se movía y agitaba inquieto. 
Entonces lo entendió. Víctor estaba teniendo una pesadilla.

Fue más y más fuerte la necesidad imperiosa de hacerse con ese mal sueño y en ese mismo instante Musgo decidió dar el paso, pues ese era su destino.

Su cuerpo comenzó a resplandecer, su piel pálida y verdosa dio paso a un color blanco como el marfil, su único colmillo se alargó brillante y al otro lado, apareció otro similar. Su cuerpo ahora ligero como una pluma se elevó y sus cabellos se tornaron de un blanco luminoso.

El cambio estaba sucediendo, pero la pequeña abrió los ojos y contempló el rostro de su querido amigo, entonces recordó... "después de esa noche, ambos se olvidarían".

Un sentimiento asfixiante de miedo y nostalgia se fue apoderando de ella, interrumpiendo el proceso y arrebatándole la oportunidad de cambiar.

No se había alimentado y el sueño no fue robado, su cuerpo dejó de ser liviano y etéreo. El peso de la materia la empujó contra el suelo, recuperando su forma y quedándose así, para siempre.

Las Somni Somnes aquella madrugada no esperaron a su hermana, de alguna forma sabían lo  sucedido y aunque respetaban su decisión, volvieron a la niebla tristes y silenciosas.




Los años pasaron veloces y Víctor, que se había convertido en un hermoso joven de dieciséis años, ese día recibiría la visita de Musgo un poco más tarde que de costumbre.

La pequeña esperó con paciencia a que la tierra no estuviera tan húmeda, había sido un día muy lluvioso y no quería poner la casa de Víctor perdida de barro, como ya había sucedido en más de una ocasión por culpa de sus pies descalzos.

La madre de Víctor comenzaba a estar muy asustada por aquellas pisadas pequeñas y extrañas, que aparecían desde hacía años, en el cuarto de su hijo.

Asomó su cabecita de pelo verde por la ventana, ahí estaba Víctor, acostado en su cama y como siempre cerca de él, su amado violín.

Entró sigilosamente a la habitación, pues Víctor tenía un oído muy fino y las veces que quiso sorprenderle, él siempre se anticipaba y la descubría.

Pero esta vez parecía profundamente dormido. Cuando estuvo cerca de su cara, le tocó con un dedo la mejilla... pero la retiró enseguida, pues estaba muy fría.

"La ventana abierta", pensó... entonces se dirigió a la ventana, para cerrarla.

Musgo no entendía que pasaba, pues estaba haciendo bastante ruido y sin embargo Víctor no se despertaba, ni se movía... se acercó de nuevo a la cama.

-¿Víctor?... - le susurró al oído.

Entonces escuchó unos pasos que venían de la escalera, quiso salir corriendo, pero acababa de cerrar la ventana y ahora no lograba abrirla, no tuvo más remedio que esconderse bajo la cama.

Todo lo que ocurrió a continuación, fueron gritos y desgarro... llantos y lamentos.

Musgo se tapó los oídos, no quería oírlo...

Víctor, se había ido. 



Durante años Musgo siguió visitando aquella casa, pues aunque ahora estaba abandonada, la cama y el violín de Víctor seguían ahí.

Le gustaba estirarse en la cama junto al violín, esperando así el alba.

Sus hermanas al verla regresar la rodeaban con cantos antiguos y luces. Pero Musgo se sumergía en su lugar, sin que consiguieran animarla. 


Durante cien años Musgo continuó con aquella costumbre, pero un día al intentar entrar en el cuarto de Víctor se encontró con cosas movidas de lugar y muchas cajas por toda la estancia.

Entró en la habitación con cautela, pues escuchaba voces que venían de la planta de abajo.

En ese momento la puerta se abrió de un golpe brusco y Musgo se quedó inmóvil del susto.

Ante ella, había una niña de coletas rubias y rodillas regordetas. Parecía pequeña, de unos cuatro años. La niña de pecosas mejillas y sonrisa mellada, dejo caer al suelo la cajita que llevaba en las manos llena de juguetes y la miró desafiante...

-¿Tú quién eres? Este es mi cuarto, ¿sabías?

Entonces los ojos de la niña se desviaron y miraron con entusiasmo el violín que había sobre la cama.

La niña se acercó a la cama para cogerlo pero en un inesperado arranque, Musgo se adelantó y lo cogió.

-Oh... ¿es tuyo?

Musgo no supo que decir...

-Es muy bonito- dijo la niña sin apartar los ojos de él.

Musgo entonces miró el violín con cariño...

-Está un poco roto y es muy viejo... pero sí... es muy bonito. Toma, para ti.

La niña lo tomó con ilusión y se quedó abrazándolo mientras Musgo salía por la ventana,
despidiéndose para siempre, de aquella casa.  



Desde el encuentro con aquella niña Musgo no había emergido del lodazal, sus hermanas vagaban por el pantano preocupadas, llamándola sin cesar.

Hasta que una noche, una melodía envolvió el bosque...

Melusina contempló aliviada como su hermana ascendiendo a la superficie, se alejaba del gran árbol encaminándose bosque a través.

Musgo sabía que no podía ser... pero aquella música, se parecía tanto...

Siguiendo de nuevo aquel sendero que tan bien conocía, apareció ante ella su amada casa de tejas negras.

Trepó hasta la ventana del cuarto que había sido de Víctor y mirando en el interior, vio que ya no estaba el papel marrón de flores sepias que envolvían las paredes de la habitación, ni el escritorio antiguo, ni aquel reloj de péndulo enorme...

Ahora los colores vibrantes saltaban de las paredes que estaban cubiertas de imágenes de personas vestidas de negro, con correas y metales, en el cuello y las orejas.

Sobre la cama que ahora estaba cubierta de sabanas de un azul intenso, había sentada una joven de cabello morado, corto y puntiagudo, que tocaba con maestría el violín de Víctor.

El violín tenía aspecto de haber sido cuidado, pues parecía rejuvenecido.

Tan impactada estaba la pequeña ante todo lo que estaba contemplando, que olvidó que no debía asomarse tanto.

La música cesó de repente:

-¡Oh dios mío!- gritó aquella chica mirando hacía la ventana.

Musgo dio un brinco al verse descubierta y quiso salir corriendo, pero entonces la muchacha dijo...

-¡Sabía que no lo había soñado! ¡Lo sabía! ¡Sabía que existías!

Musgo se quedó congelada...

-Dios mío, llevo esperando este momento, ¡desde que era niña!

-Lo siento... yo solo vine, por que escuché... -titubeó Musgo...

-¿Que… Que eres? ¿Un... fantasma?

Musgo no supo que responder.

-¡Marie! Tienes la cena desde hace media hora esperándote, ¡quieres bajar ya!

Musgo estaba saliendo por la ventana…

-¡Eh! -le susurró Marie- ¿Vendrás otro día?

Pero Musgo, ya se había marchado. 




Marie continuó tocando el violín y Musgo, siguió sin poder resistirse a ir a verla... y cuando los dedos de Marie se hicieron ancianos y ya no pudieron tocar más, pasaban largas horas en la noche sentadas y hablando en susurros con la puerta cerrada.

Mientras hablaban Marie tejía calcetines, para que su nuera no acabara descubriendo, a causa de las pisadas de barro, que los cuentos que contaba la abuela a sus nietos, sobre una criatura pequeña de un solo colmillo, pálida y ojerosa, que habitaba en la noche y que tenía cabellos largos y verdes como el musgo y ojos totalmente negros como el carbón, existía de verdad. 



Y un día Marie, también se marchó. Pero Musgo que había comenzado a visitar cada noche la tumba de Víctor y ahora también la de Marie, no se entristeció.

Pues ahora comprendía que el amor que habita en el interior de la verdadera amistad, era incluso más eterno que ella misma.

...y siempre habría, en algún lugar, una nueva oportunidad de amar.



Cerré el blog por un tiempo... pero a partir de hoy, vuelve a estar abierto. 

Traigo además un cuento nuevo, que deseo de todo corazón os haya gustado :)


¡Hasta el próximo día! 


sábado, 18 de abril de 2015

Tacitas para Sant Jordi

El 23 de Abril siempre había sido uno de mis días favoritos, las calles de mi pequeña ciudad se llenan de puestecitos de rosas en cada esquina y la plaza céntrica del Ayuntamiento, se convierte en una gran librería al aire libre.

Libros, rosas... un caballero, una princesa y un dragón.


Y fue así hasta un 23 de Abril, en que al caer la noche, me acompañó a casa uno de mis amigos.

Había llegado al grupo hacía un año y aunque era algo tímido y en ocasiones parco en palabras, nos había conquistado a todos con su sentido del humor, su inteligencia y su corazón. Pues es la persona más leal, noble y buena, que conozco.

Esa noche sus ojitos azules me miraron de una forma que ya jamás pude olvidar, sus labios se juntaron con los míos y la luna llena, que asomaba tímida entre los edificios, presenció el inicio de nuestro amor. 

Y ya nunca más Sant Jordi, fue solo el día del libro y la rosa, para mi. 

***

El año pasado con motivo de este día tan especial y de nuestro aniversario, pinté unas tacitas.

Utilicé dos tazas "mug" de color blanco y rotuladores permanentes de colores...


Se me ocurrió dibujar "unas caricaturas" de nosotros. (Lo mío no es el dibujo, pero creo que quedaron graciosas ^-^).


Una vez pintadas, las coloqué en el horno a 180 grados, 30 minutos y no las toqué hasta que no estuvieron frías del todo. 


Para que no se borre el dibujo, basta con lavarlas en el lavavajillas, sin frotar... 


Él por su parte, me regaló una rosa preciosa y un libro que siempre había querido tener...

"El último unicornio" de Peter S. Beagle.

Seguro que recordáis la película animada de los años 80.


Pero lo que más me llenó de amor, fue la dedicatoria que encontré en una de sus paginas. 




El Jueves de la semana que viene es otra vez Sant Jordi, que sea un día maravilloso para las que lo celebréis y para las que no, que tengáis un bonito día del libro. 

Pues que es la vida sino un conjunto de momentos, de días especiales, de segundos inolvidables...

Hasta el próximo día :)


martes, 10 de marzo de 2015

El cómic de Receta de Amor (¡Gracias Mónica!)

Ilustración de Mónica Castillo "Mushi Style"
"Receta de Amor" es un cuento que escribí en 2010, lo publiqué en el blog, escrito y en audio, como siempre y lo subí al canal de youtube, que tengo dedicado a mis cuentos. Era el tercer cuento que me atrevía a mostrar, antes que él ya habían aparecido "El Unicornio" y "Hay una sirena en mi pecera". 

Poco a poco, me fueron escribiendo personas que se habían topado con mis cuentos, la mayoría me dejaba mensajes preciosos y comentarios que me animaban y me alentaban a seguir escribiendo. 

Pero de repente, cada semana llegaban más y más mensajes, centrados sobre todo en Receta de amorMe di cuenta que realmente, ese cuento era especial para muchas personas que me decían que lo escuchaban antes de irse a dormir, que les había ayudado a sentirse mejor...

Sentí el cariño inmenso que estaba recibiendo gracias a este cuento y empezó a ser realmente mágico, para mi también. Por si todo eso fuera poco... gracias a él, conocí a la que es hoy una de mis mejores amigas. Mi *Hadita Patty* de la que os he hablado en otras ocasiones. 

Pues bien, este cuento, lo ha vuelto a hacer, ha vuelto a sorprenderme con algo que para mi ha sido maravilloso... Hace unos meses, en Octubre del 2014, había decidido regresar y retomar mis cuentos y artesanías, para ello había pensado unificar mis dos proyectos en un solo blog, así que trasladé las entradas de mi blog de crafts, al blog de cuentos. Para esta nueva etapa, contacté con la increíble Marta Sarmiento, que como ya sabéis, me hizo una hermosa ilustración, del hada del tejado y unos preciosos cabeceros.

Pues cuando estaba en ese momento, me empezaron a invadir pequeñas dudas, de si realmente era el momento de retomar todo. Acababa de salir de una muy mala racha y no sabía si sería constante con mi proyecto, que es algo que me cuesta ser, pues en cuanto ocurre algo en mi vida "real" que reclama mi atención, lo primero que abandono es todo lo que tenga que ver con internet, pues yo y las tecnologías nunca nos hemos llevado demasiado bien y realmente no están muy integradas en mi día a día. 

Estaba en esas, cuando recibo un mensaje de una chica llamada Mónica, que me cuenta, que receta de amor, le llegó en un momento en que realmente lo necesitaba y le ayudó mucho a darse cuenta de algunas cosas, así que cuando en su Universidad, les dijeron que buscasen un tema con el que hacer un cómic para un examen de su carrera de dibujo, ella eligió un fragmento de ese cuento.

Me pasó el link de su pagina de facebook, lo seguí.... y ahí estaba...

Ilustración de Mónica Castillo "Mushi Style"
Ahí estaba la Brujita Lucy, el gatito Ovalon y el vestido azul oscuro con piedrecitas brillantes, como un cielo lleno de estrellas...

Ilustración de Mónica Castillo "Mushi Style"
¡Mi corazón comenzó a latir con fuerza!!

Ilustración de Mónica Castillo "Mushi Style"

Era algo increíble, mi pequeño cuento, había cobrado vida, ahí estaban todos los personajes... 

Si tenía algunas dudas, sobre continuar o no, en ese instante se disiparon todas, ¡la de cosas maravillosas que me estaba perdiendo!

Así que mandé a la porra mis inseguridades, mis manías y mis ralladas, de si soy o no constante, de si debería o no seguir... pues soy como soy y las personas que realmente se han fijado en mi manera de hacer las cosas, en mis cuentos, en mis blogs... ya me conocen, saben que a veces aparezco y otras veces no... saben que me enrollo más que una persiana y que siempre ando explicando cosas que viví de niña, que soy lo más alejado a una persona perfecta. Pero pese a todo, me aceptan y me acompañan en este camino que adoro, pues completa y alegra mi vida. 

Intentaré mejorar en todo lo que pueda, pero es hora de ser agradecida con las personas que han estado y están siempre ahí, con las que realmente les gusta mi manera de hacer y las que me tienen paciencia y aceptan mi manera de ser. 

A ellas les doy las gracias y les digo que voy a seguir esforzándome, por crear cuentos, que os hagan suspirar y soñar

Empezando por el primer pasito, que es retomar el canal de youtube...



Y así regreso a mi canal, con este pequeñisimo relato en audio, que ya escribí por aquí.


¡Gracias por leerme! :))


*El mundo de Mónica:

Mushi Style

-Facebook
-Twitter
-Blog

Contacto: mushistyle@gmail.com


Mónica, gracias por todo preciosa, gracias por darme el privilegio de conocerte y por todos los sueños que estamos compartiendo juntas.




 



domingo, 22 de febrero de 2015

La ladrona de botones

Desde que era muy, muy pequeñita...


Me gustaba espiar a mi madre mientras cosía y el momento más emocionante, era cuando sacaba su vieja caja de lata, la abría y aparecían botones de todos los colores, algunos brillantes como pequeñas piedras preciosas.

Entonces cuando mi madre se levantaba para hacer cualquier cosa, yo corría hacía la cajita y robaba los botones que más me habían llamado la atención.

Yo sabía que si se los pedía ella me los hubiera dado, pero escabullirme y robarlos, era lo que más me divertía. Siempre fui una niña bastante obediente y tímida, así que en esos momentos de pequeñas travesuras me sentía intrépida, aventurera y valiente, como las heroínas de mis cuentos favoritos.

Con los años mi timidez se fue marchando un poquito, pero continué siendo una ladrona de botones.

La ultima vez que estuve en casa de mis padres, me escabullí a la habitación de costura de mi madre, busqué la vieja latita, que con los años cuesta horrores abrir y robé un buen botín.

Mi madre en ese momento entró y me señaló las otras cajas, que tiene llenas de botones, pero a mi esas no me interesaban, yo quería los botones viejitos, los de la cajita de lata.

Mientras buscaba algo donde meterlos mi madre volvió con el tarrito de cristal lavado, de las aceitunas que habíamos tomado en el aperitivo, aun tenía parte de la etiqueta pegada y esto me dio una idea...

Había visto en varios tutoriales y en pinterest, unos botes adornados con unos animalitos y siempre me quedé con las ganas de hacer algo así.

Cuando llegué a casa froté el botecito para quitar la etiqueta restante, enchufé mi pistola de pegamento y saqué mi colección de animalitos de plástico.


Primero pinté la tapadera con un gatito, pensé que en él guardaría los últimos botones que había robado, pero luego recordé que tenía más botes guardados en el cajón de la cocina y que entre ellos había otro similar a ese.


Así que hice otro con un conejito y ese si, finalmente, sería el que custodiaría mi tesoro robado.

En el cajón de la cocina me encontré con más botes e incluso una botella de zumo de cristal.


Comencé a pintar tapaderas y cuando me quise dar cuenta, ¡tenía toda una granja de animalitos en casa!


La botella de zumo, quedó así...


Los demás botes guardarán materiales, como cuentas de collar, gomas, etc.


Y mis tres favoritos los coloqué sobre una repisa.


Así me harán compañía, en mi rinconcito de trabajo...


Si os apetece hacer vuestros propios botes, solo necesitáis animalitos de plástico, pinturas acrílicas, pincel y algún tipo de pegamento fuerte o pistola de pegamento caliente.


Hay miles de tutoriales en internet sobre esto, en muchos casos he visto que pintaban con spray, el acabado puede que sea más perfecto, pero yo preferí pintar con pincel. Como tengo la costumbre de "aporrear" un poquito los botes antes de abrirlos, mis tapaderas tenían algunos golpes, pero me gustó mucho el toque "rústico" que esto les daba.

Y si queréis más ideas para hacer con botecitos, os recomiendo el blog de mi querida Sandra de "Mayninetes Crafty Life" pues tiene un blog precioso muy inspirador, lleno de tutoriales, donde proporciona segundas vidas maravillosas, a todo aquello que llega a sus manos.





¡Hasta el próximo día Haditas!
¡Nos vemos en el tejado! ^-^


viernes, 13 de febrero de 2015

Cthulhu enamorado

El año pasado quise hacer una postal especial para San Valentín, así que comencé a pensar cuales son las cosas que más le gustan en el mundo, al Sr. Luno. 

Una de ellas, es el escritor "H. P. Lovecraft", en especial dos de sus libros: "La montaña de la locura" y "La llamada de Cthulhu".

"Cthulhu" ha estado presente en varias conversaciones en el salón de casa, así que finalmente esta deidad inventada por Lovecraft, sería el protagonista de la postal. 



Bueno, una versión un poquito más ñoñita de él...  


La postal esta cosida a mano en fieltro, se puede abrir y dentro coloqué una pequeña dedicatoria ^-^


Ahora el pequeño Cthulhu convive feliz junto a "Huevo-Pollo" y junto al pequeño "Jawa" o Jawa arrepentido, como le gusta llamar el Sr. Luno al llaverito que le cosí, para otro San Valentín:



***

Espero que mañana tengáis un precioso día lleno de amor y de fiesta, siento haber tardado tanto en volver por aquí, pero el día de reyes decidimos salir a pasar el día fuera y regresé muy resfriada y desde entonces, he vivido en estado zombie todo este tiempo, con la nariz tapada y roja como un tomate, la garganta inflamada y arrastrando los pies allá por donde iba. 

¡Pero ahora ya estoy requetebien!! y tengo una bolsa enorme de piruletas en forma de corazón para repartir en San Valentín, es algo que vengo haciendo desde el instituto, pues ese día me gusta regalar una piruleta del amor a familiares, amigos y compis del trabajo, por que creo que se tenga o no pareja, es un día perfecto o mejor dicho una excusa perfecta, para celebrar el AMOR en todos sus sentidos.

¡Y esta es para vosotr@s!



¡Hasta el próximo día Haditas!