jueves, 1 de julio de 2021

La Fuerza de Narayani (Parte 2): El Amor sabe a Mango

Narayani es demasiado fuerte para ser una mujer, al menos así lo creen sus vecinos en la India; mientras que Luis en Barcelona, lucha por aceptar que quizá su padre tenga razón y sea demasiado débil para ser un hombre. Os traigo la continuación de la historia de Narayani y dejo aquí el enlace de la primera parte: La Fuerza de Narayani (Parte 1). 

Narayani llegó enferma a su pueblo o eso creyó ella, el corazón le palpitaba a gran velocidad y tenía sudor frío en la frente. Entró en su casa, soltó el gran saco dejándolo en el suelo y se fue hacia la cama a recostarse un poco. Su madre, al verla así, se asustó muchísimo. Narayani nunca enfermaba, ni siquiera  en aquella epidemia que les sacudió años atrás...

 -¿Hija mía, qué ocurre? ¿Dónde te duele?

 -En el pecho, madre…

 La madre acercó su mano al pecho de Narayani y observó que este, le iba a gran velocidad.

 -¿Hija pero qué ha ocurrido? ¿Ha pasado algo en la ciudad?

Narayani entonces cerró los ojos y durante unos segundos vio la figura de Luis, allí en el suelo tendido. Al recordarlo una nueva punzada apareció, esta vez, en la boca del estómago.



Luis llegó al hotel, se dio una ducha y se estiró después en la cama envuelto en su albornoz. Tenía que llamar por teléfono a sus padres y también a algunos de sus amigos. Habían pasado demasiados días desde la última vez que habló con ellos, pero lo cierto es que no estaba de ánimo. No podía quitarse de la cabeza el incidente del mercado. Hacía tiempo que no se encontraba con esa parte de él, con la parte que más le avergonzaba, con ese miedo irracional y esa debilidad que aparecía cuando menos lo esperaba.

 -Dios mío... ¿Qué habrá pensado aquella chica?- dijo en voz alta, mientras hundía su cara en la almohada. 


Al siguiente sábado Narayani preparó las cosas para ir al mercado, se despidió de sus padres y al salir, lo hizo también de los vecinos de la casa de al lado, que estaban en ese momento en la puerta. 

La mañana estuvo tranquila. Los bolsos y los primeros vestidos que cosió su madre se iban vendiendo muy bien, así que decidió tomarse un pequeño descanso para comer algo. Alzó la vista y vio que en el puesto del frutero se exhibían unos deliciosos mangos y siendo su fruta preferida, no se pudo resistir. 

 -Sunita...- le dijo a la muchacha que estaba en el puestecito de al lado vendiendo especias- ¿Podrías vigilar mi puesto un momento?

-¡Claro!- le dijo la muchacha con una sonrisa.

 Así que Narayani caminó hacía los mangos...

En casa, de pequeños, los compartían y al acabarse, comenzaba la lucha por el hueso que era dulce y tenerlo en la boca dando vueltas ayudaba a despistar el hambre, al menos por un rato. 

El puesto de fruta estaba regentado por Ranjit, un hombre algo tosco pero de gran corazón. El hombre siempre quedaba sorprendido al ver que aquella muchacha tan delgada, se pudiera llegar a comer hasta siete mangos. Pues siempre compraba la misma cantidad y sin embargo volvía a casa sin ellos.

“Siete mangos nada menos”... pensaba Ranjit, mientras acababa de llenar la bolsa y se la ofrecía a la muchacha con una sonrisa que dejaba a la vista, los escasos dientes que aún conservaba.

Narayani se alejó unos pasos y metiendo rápidamente la mano en la bolsa, sacó uno de los jugosos mangos. No pudo esperar más para hincarle el diente. Así que abrió la boca lo más que pudo y en ese momento sus ojos también se abrieron como platos, pues delante de ella a unos metros estaba Luis, caminando con una cámara de fotos colgada del brazo. Se apartó el mango de la boca y mientras masticaba con dificultad el gran trozo que había mordido, notó de nuevo ese dolor en el pecho que terminaba en el estómago.

Luis se detuvo a hablar con un hombre grande y corpulento, que tenía aspecto de ser un conductor de los que llevaban de ruta a los extranjeros. La cámara fotográfica que llevaba Luis no era como las que Narayani había visto hasta ahora, era más sofisticada y en ese momento sus ojos se detuvieron en los gestos que él realizaba mientras hablaba.

Contempló lo delicadas y finas que eran sus manos, y sus delgados y largos dedos pálidos. Un ardor desconocido para ella recorrió su cuerpo… y de nuevo se sintió enferma.

Luis caminaba hablando con aquel hombre y Narayani le seguía a unos metros de distancia, pasó por delante de su puesto y Sunita la saludó creyendo que ya regresaba, pero ella sin casi mirarla le hizo un gesto con la mano y le susurró...  -ya vengo dame un momento.

Casi hipnotizada, continuó detrás de ellos escondiéndose entre las columnas para no ser vista.

Luis estrechó la mano de aquel hombre y después se separaron, seguramente habrían llegado a algún tipo de trato para que le llevara a algún destino. Luis se detuvo a mirar unos planos mientras su cámara seguía colgando del brazo, cuando dos muchachos de unos dieciséis o diecisiete años, salieron corriendo no se sabe de dónde y estiraron de ella con fuerza.

Luis gritó:-¡¡NOOO LA CAMARA NOO!!- y la sujetó como pudo por la cinta, mientras los chicos estiraban con más fuerza hasta que lograron tirarle al suelo, él intentaba seguir aferrado a la cámara…

-¡¡OS DOY DINERO!! ¡EL RELOJ! ¡LO QUE QUERÁIS! ¡PERO LA CAMARA NOO! ¡POR FAVOR! ¡LA NECESITO!- lo dijo en español, en inglés, en francés… pero los muchachos no atendían, solo chapurreaban entre ellos algún idioma que Luis desconocía y seguían estirando con violencia.

Luis estaba en el suelo polvoriento y forcejeaba sin éxito, cuando los muchachos estiraron con más brusquedad y le arrastraron unos pasos hacia adelante haciendo que el brazo derecho derrapara por el suelo, rompiéndole la camisa blanca de algodón y causándole una quemadura que le hizo gritar de dolor. -¡¡AAAhhh!!- gritó y Narayani sin pensarlo dos veces, se acercó con paso decidido hacía los chicos. Sacó de la bolsa dos mangos y lanzándolos con un golpe certero, le dio a uno en un ojo y al otro en la cabeza.

-¡Ah! ¡Aah!- esta vez gritaron ellos, el más alto hizo un gesto como para ir hacía donde Narayani, entonces ella sin dudar y sin temblar ni un ápice, sacó otros dos mangos de la bolsa y con una voz firme y decidida les dijo unas palabras que Luis no llegó a entender y cuando levantó de nuevo el brazo armada con los mangos, los muchachos salieron corriendo dejando atrás a Luis, con su preciada cámara.

Entonces ella aun exaltada y enfadada, se acercó a Luis para ayudarle a levantarse y sacó otro mango de la bolsa para ofrecérselo, pero Luis instintivamente se echó hacia atrás asustado. 

Él ya había visto lo que era capaz esa mujer, de hacer con unos mangos...

Narayani le miró a la cara y después miró el mango en su mano... y sin poderlo remediar soltó una gran y amplia carcajada mostrando así, sus hermosos y grandes dientes.

Luis la contempló atónito e inmediatamente analizó toda la situación, todo lo que había sucedido… y también comenzó a reír. Los dos rieron a carcajadas durante un buen rato. Lagrimeaban… que situación más surrealista y disparatada pensó Luis. Él había quedado magullado con la camisa rota, despeinado y todo lleno de polvo y tierra.

Luis paró de reír y la miró muy serio a los ojos.

-Gracias- le dijo.

Ella con las mejillas rojas a punto de explotar y sin mediar palabra, sujetó la palma de la mano de Luis y le depositó de forma contundente un mango. Dio de forma brusca media vuelta y se alejó con paso firme y los brazos pegados al cuerpo.

Luis se quedó allí, inmóvil... mirando el mango.

 

CONTINUARÁ…


                                                     (Fin de la segunda parte)


La tercera y ultima parte, la traeré pronto escrita al blog (pero ya la tenéis disponible en el canal de youtube).

Hasta el próximo día :)