jueves, 14 de abril de 2011

La Fuerza de Narayani (Parte 1)






NARAYANI

Narayani creció y vivió rodeada de hermanos en un pequeño pueblo a las afueras de Azamgarth, en el norte de la India.

Su familia bastante humilde tenía como único sustento importante, lo que ganaban de trabajar en el campo, función que solo desempeñaban los varones del hogar ya que la mamá de Narayani y ella, debían quedarse en casa para limpiar, cocinar y coser con algunos retales de tela unos bolsos, que se intentarían después vender en el mercado de la ciudad a los turistas.

Narayani desde pequeña había desarrollado una fuerza inusual en una mujer y bastante poca delicadeza, se le rompían las cosas en las manos con bastante frecuencia, daba empujones a sus hermanos cuando peleaban que los dejaba exhaustos y no se le daban bien las tareas del hogar.

Su madre entonces entendió que debía esmerarse más en convertir a Narayani en una delicada mujer, porque si no, no podrían encontrarle marido y eso sería una desgracia terrible.

Narayani miraba con frecuencia desde la puerta como se alejaban sus hermanos y su padre hacia el campo y los miraba con envidia, luego recordaba sus tareas y una piedra enorme se instalaba en su pecho.

A los quince años, Narayani ya tenía atemorizados a todos los muchachos de los alrededores y alguno con algún hueso roto si había intentado tocarle, ella no soportaba que los hombres que le parecían tan brutos y sucios, se le acercaran creyendo que por ser una chica, tenían algún derecho y peor aún, cuando en la ciudad después de intentar vender sus bolsos, algún señorito se le acercaba creyendo que por ser pobre, tenía algún derecho a abusar de ella.

Pasaron los meses y una epidemia terrible sacudió el pequeño pueblo de Narayani, muriendo dos de sus hermanos y enfermando los otros tres. Su padre llegaba a casa agotado por la falta de ayuda y no tenían dinero suficiente para contratar a nadie que los ayudara, la madre de Narayani se pasaba el día atendiendo a sus hijos enfermos y llorando por la pérdida de los otros.

Lo único que se les ocurrió fue casar a Narayani con un hombre que se hiciera cargo después, de las tareas del campo, aunque no tuviera dote que aportar. No buscaban dinero, encontrar un marido rico era complicado siendo tan pobres y su hija tan poco delicada. Así que decidieron buscar un marido entre los vecinos que tanto odiaba Narayani. Si estaban dispuestos a trabajar y a ofrecer su fuerza, era suficiente.

Al recibir Narayani la noticia, su corazón ya lastimado por todo lo sucedido, se acabó de romper en mil pedazos.

El padre fue visitando casa por casa a sus vecinos, preguntando quien querría aceptar a su hija en matrimonio a cambio de trabajar en el campo, las familias lo recibían con cortesía y educación pero pronto le explicaban las innumerables "maldades" que según ellos, había hecho Narayani al muchacho de turno, todos la repudiaban y no pensaban tener a una mujer que parecía un macho con ellos.

El padre agotado, al anochecer llegó a casa y al cerrar la puerta se encontró con unos ojos ansiosos clavados en él:

-No hay manera, ninguno se quiere casar contigo -Narayani entonces se tapó la boca conteniendo la emoción para no gritar de felicidad.

-Que decepción hija mía, ni para ser mujer sirves... si al menos hubieras nacido hombre, podrías ayudarme...

Estas duras palabras de su padre, golpearon en el alma a Narayani que pasó la noche llorando, ella, que no solía llorar nunca.

A la mañana siguiente, cuando empezaba a despuntar el sol, su padre partía hacia el campo y Narayani se vistió deprisa con las ropas de uno de sus hermanos y salió detrás de él.

-¡Padre! ¡Padre! ¡Espere!

-¿Qué haces así vestida? ¿No querrás venir conmigo? ¡Qué dirá la gente!

-Padre por favor nadie va a pensar mal, saben que tenemos hermanos enfermos, que las medicinas cuestan dinero... al contrario, lo verán como algo bueno. Padre sabes que soy muy fuerte, por favor déjame que te ayude, solo un día, prometido ¡solo un día!

El padre miró los ojos decididos de su hija y entendió que aunque se negara, ella insistiría y pensó... "está bien, solo un día".

Narayani resultó ser una experta en el campo; fuerte, persistente, tenaz, jamás se agotaba y su padre no podía creer lo que sus ojos veían, era capaz de hacer las tareas que dos de sus hermanos realizaban y en menos tiempo. Si su hija fuera un varón seria admirable, pensó.

Cuando llegaban a casa, los vecinos, a veces susurraban pero la madre de Narayani les recordaba que lo hacían porque sus hijos estaban enfermos, que se pusieran en su lugar... pero lo cierto es que los años pasaron, los hijos enfermos se recuperaron, se casaron y se fueron y Narayani continuó trabajando en el campo, en el pueblo todos decían que era una pobre chica que tenía alma de varón y nació atrapada en un cuerpo de mujer. Castigo de algún dios que se sentiría humillado por la familia.

Los padres aceptaron al final bastante bien a su hija así como era, ya que desde que trabajaba en el campo la economía familiar había mejorado, ella trabajaba como si fuera dos hombres y como no había nadie mas en casa, tenían menos gastos. La madre se pudo permitir el pequeño lujo de comprar una pequeña máquina de coser usada, que le vendió una de sus vecinas y algunas telas más bonitas que las que solían usar para vender sus bolsos.

Cuando Narayani cumplió veinticinco años su destino ya estaba sentenciado. Se quedaría para siempre en la casa familiar, soltera, cuidando de sus padres y ayudando a su padre por las mañanas en el campo y a su madre a coser por las tardes. Cada sábado llevaba los bolsos al mercado de la ciudad para venderlos y desde que su madre cosía a máquina y las telas eran más bonitas, tenían más éxito entre los turistas.

Como Narayani era una mujer bastante llamativa, alta, con el cuerpo muy fibrado esculpido por los trabajos en el campo y muy atractiva, fuera de su pueblo natal donde la veían como un macho sin remedio, algunos hombres de los alrededores del mercado y algunos turistas, se le acercaban, pero pronto se alejaban... ya que ella les escupía en los zapatos, les lanzaba tierra a los ojos o les gritaba propinando algún codazo o pisotón.

A ella le daba igual si indio o extranjero, no soportaba a los hombres... ¡pero que se creían!



                                                  
LUIS

Luis nació en una familia de clase media en una calle cerca del mercado del Born en Barcelona, España. Su madre había sido una niña rica de la burguesía catalana, antes de que la empresa de sus padres quebrara. Su padre era un hombre algo rudo de Andalucía, que consideraba que un buen hombre debía ser honesto, fuerte y muy varonil, para enfrentarse a las durezas de la vida. Ambos, habían heredado una mentalidad machista y antigua e intentaban trasladársela a Luis, que estaba más interesado en contemplar las margaritas que decoraban una de las ventanas, que en la palabrería incesante de su padre de lo que debía ser un gran hombre.

Su madre le enseñó unos modales exquisitos con los que Luis disfrutaba e intentaba apuntarle a toda actividad cultural que se le ocurriese y su padre a su vez, intentaba contrarrestar tanta actividad según él "femenina", con deportes dignos de un hombre.

Así fue como la infancia de Luis transcurrió entre clases de piano, fútbol, cerámica, hockey, pintura,... y él se sentía como una veleta en ocasiones, intentando dar gusto a sus padres.

Luis destacaba en todas las actividades en las que su madre le apuntaba, pero en las de su padre... lo habían echado del equipo de fútbol, porque cuando lo ponían de portero si la pelota llegaba un poco fuerte se cubría la cabeza y se hacía un ovillo en el suelo. Y si en mitad del partido alguien le pasaba la pelota, se apartaba instintivamente para que la pelota no lo tocase... acabó siendo el hazmerreír de sus compañeros y él llegaba de los entrenamientos llorando a casa siempre.

Su madre le abrazaba y le daba un vasito de leche caliente, pero su padre se lo quitaba y lo mandaba muy enfadado a su cuarto, mientras se quedaba discutiendo con su mujer de que por culpa de ella y de sus cursiladas, estaban convirtiendo al niño en una "nenaza" incapaz de ser un hombre como dios manda. Luis mientras cerraba la puerta de su habitación, escuchó estas últimas palabras de su padre y odió más que nunca ser un niño tan cobarde y tan débil... pero él, no sabía cómo ser de otra forma, ser así, le salía de dentro. Soportaba las humillaciones en el colegio y en los entrenamientos, pero que su padre le dijera eso le partió en dos, sentir que su padre no estaba orgulloso de él le dolía demasiado...

En el colegio encontró más afinidades con las niñas, así que pasaba el tiempo con dos de sus amigas: Marta y Helena, y eso lo determinó directamente como el "rarito" de la clase, que prefería quedarse pintando en la hora del recreo con sus dos amigas que salir a jugar a la pelota o a un juego de lucha que se había puesto de moda en el patio, a raíz de una serie de dibujos nueva que emitían en la televisión.

Pasaron los años, su padre lo dio por perdido y prácticamente no le dirigía la palabra, vivían en la misma casa, pero como dos desconocidos, Luis solo tenía trato con su madre y llegó el momento de decidir cuál de sus aficiones se convertiría en su vocación de futuro, llegó el momento de decidir que quería estudiar.

Por suerte los años en el instituto pasaron más livianos y menos crueles, allí seguía siendo considerado un chico un poco afeminado por sus gestos exquisitos, su forma de hablar educada y elegante, le daba repulsión la violencia y la agresividad de algunos chicos al comportarse y al hablar, el poder ser dañado físicamente le atemorizaba, pero allí conoció a un grupo de amigos maravillosos que lo aceptaron tal y como era y lo defendían si alguien se metía con él. Pensó que como le gustaba escribir y siempre obtenía buenas calificaciones en sus trabajos, podría dedicarse a ser periodista o escritor... o quizá, podría dedicarse a pintar... no se le daba mal y le fascinaba dedicarle horas.

Estaba indeciso, pero un día paseando con sus amigos por el parque de Montjuïc vio una flor muy hermosa y mientras sus amigos avanzaban hacia adelante, él quedó atrás con la cámara apuntando a esa flor y en el momento en el que iba a disparar, un destello le deslumbró y es que una mariposa blanca cristalina se quedó revoloteando delante del objetivo y un rayo de sol se posó en ella deslumbrándolo todo.

-¡Wow!- pensó Luis, había sido algo mágico, como si la mariposa le mirara fijamente a través de la cámara y su color blanco, tan puro, hizo reflejar el sol en una luminosidad espectacular.

Cuando al llegar a casa imprimió la fotografía se quedó fascinado, era la fotografía más hermosa que había visto en su vida, tenía entre sus manos algo realmente mágico y lo mejor es que la había hecho él y se sintió tan bien al hacerla... y si... -¿y si se dedicara a la fotografía?- pensó.

Pero él realmente conocimientos de fotografía no tenía, así que se le ocurrió algo... presentaría la fotografía a un concurso y si ganaba o tenía buenas críticas, se lo plantearía y así fue como presentó la fotografía: "Destellos de Mariposa" y no solo fue premiada con una beca para estudiar en la mejor escuela de fotografía de Barcelona, si no que una editorial lo quiso contratar para hacer un libro con sus fotografías, ya que sin prácticamente tener estudios todas sus fotos resultaban impactantes y desprendían una sensibilidad fuera de lo normal.

Pasaron los años y Luis cumplió treinta y cuatro años, era un fotógrafo bastante reconocido sobre todo, en Cataluña y Francia. Había participado en varios libros y su padre arrepentido por el trato que le dio durante todos esos años, le pidió disculpas y reconoció, que si no hubiera sido por su sensibilidad confundida por todos como debilidad y sin la influencia de su delicada madre, quizá nunca hubiera llegado a desarrollar el don tan especial que tenía para la fotografía.

Luis como auto regalo por sus treinta y cuatro años, decidió irse de viaje a la India y tomar allí las más hermosas fotografías, sus padres orgullosos y algunos de sus amigos le despidieron en el aeropuerto deseándole un gran viaje.

Sentado en el avión viendo pasar las nubes, Luis al fin se sintió, orgulloso de ser como era.


         
                                         
Narayani comenzó a recoger su puesto de bolsos ya era hora de volver a casa, estaba muy contenta, había vendido nada menos que veinte bolsos, cada vez iba todo mejor y se sentía tan feliz... quizás ahora podrían comprar telas más grandes y de mejor calidad y hacer incluso vestidos... a las turistas les gustaba vestirse como indias y pasear por las calles haciéndose fotos. -Sí, era una buena idea-, se colocó el gran saco de colores que contenía los bolsos sobrantes y el gran velo, con el que tapaba las cajas que usaba como mostrador y se lo echó a la espalda.

En ese momento se escucharon gritos y lamentos, Narayani asustada dirigió la mirada hacia el lugar de donde venían y vio que una bandada de monos estaban atemorizando al resto de comerciantes; destrozando sus cosas, comiéndose las frutas del frutero, tirándolo todo por el suelo... la gente solo gritaba y se lamentaba, otros lloraban alzando las manos al cielo implorando a los dioses que por favor parasen y es que los monos, son sagrados, hijos de Hanuman el dios mono y es un delito contra los dioses hacer algo en contra de ellos, excepto gritarles esperando a que se vayan. En ocasiones se había alargado tanto su saqueo, que finalmente la policía tenia que aparecer y lanzar algunos tiros al aire para que se fueran asustados y aun así, eso les dejaba a todos un mal sabor de boca... no sabían si era buena idea asustar a los dioses.

Narayani comenzó a caminar en sentido contrario, dirección a su casa y uno de los monos que corrían impunes por la ciudad, se detuvo mirándola directamente a los ojos, ella se quedó quieta y algo desconcertada y en ese instante, un rayo de sol que caía sobre él deslumbró los ojos de esta, haciéndole divisar la figura de aquel mono como si fuera el mismísimo dios Hanuman y si quizá ella, estaba inmersa en algún tipo de delirio, juraría que este, le había sonreído y guiñado un ojo.

En ese momento Luis chocó con ella haciendo que se le cayera su gran saco al suelo, eso desató la ira de Narayani que se puso a gritar y levantó uno de sus brazos cerrando un puño dispuesto a aterrizar en el ojo de un Luis, tembloroso y asustado, que se tapó la cabeza y se encogió en el suelo, en ese instante Narayani contempló lo que para ella había sido otro milagro, ante ella estaba la criatura masculina más débil, delicada y tierna, que había visto nunca en un hombre.

Narayani se detuvo, bajó los brazos y recogió sus cosas, lo miró, dio media vuelta y se fue... Luis se colocó como pudo las gafas y la vio de espaldas correr calle arriba, mientras una lagrima que le resbalaba por la mejilla acabó en sus labios, dejando así de nuevo el sabor amargo de la vergüenza de sí mismo.

(Fin de la primera parte)


Esta vez surgió una historia y no un cuento, como es un poquito más larga decidí dividirla en tres partes. Deseo de todo corazón que disfrutéis con esta historia, las partes que faltan las iré publicando poco a poco...

A veces un destello de luz, una señal... puede cambiar tu destino.

Hasta la próxima :)

14 comentarios:

  1. Hermosa la historia, hasta ahora, espero ansiosa el resto ¡¡¡te felicito!!!

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  2. Me encantooooo! Sos una genia total!!! Ya quiero la 2da parteeee :D jajaja Sos la mejor Lu!!!!! Divina tu nueva historia :')

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  3. Cinco meses que merecieron la pena, porque en tu interior estaba creciendo una nueva semillita inspiradora para terminar floreciendo en ésta maravillosa historia Luita.Gracias por compartir tu talento y envolvernos en ese mundo fantástico. Ha sido todo un placer leer y escuchar "La Fuerza de Narayani", espero ansiosa la segunda parte :D
    Besitos y felicidades nuevamente, eres maravillosa!!!! :)

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  4. Luaaa, genial historia y otra vez, tus palabras llegan en el momento justo, que magia que tienes tu de vdd me sorprendes siempre, un abrazote enooooorrrme TQM, AHH! y ansiosa de leer la siguiente parte ehh jajaja :P

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  5. Luaaaa!!! ya extrañaba tus cuentos... y llegó esta historia a travez de mis ojos, de mis oidos; porque vos me la escribiste y vos me la contaste. Llegó!!! Gracias Culi. Aaaaa que emocion ya quiero saber que va a pasar... esto tiene un suspenso encantador!!! Que Lost ni Lost, vamos La fuerza de Narayani!!!

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  6. Hola Lua, que marvillosa historia y he llegado a ese fondo de de la protasgonista, me he emocionado, que fuerte somos las mujeres y cuanto tenemos que pasar algunas.
    Espero impaciente la segunda parte.

    Un besote amiga

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  7. Hola me encanta tu block de echo hasta me gusta compartirlo con mi hijo por favor cuando publicas la segunda parte esperamos anciosos un saludo desde México toluca

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  8. Muy bonito, me gustaría oír la siguiente parte

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  9. Estoy más que fascinada con tus cuentos, son muy bellos en especial este. un saludos desde México!
    Abrazos :D

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  10. Hola me encantan tus cuentos me he vuelto fan, todos me encantan, me encanta la forma en la que narras. Gracias por tan bonito trabajo.
    Esperare ansiosa la continuación de Narayani.
    Un saludo y abrazo desde Mexico D.F.

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  11. Hola, tus cuentos son en verdad hermosos. Espero ansiosa que pronto publiques la segunda parte de esta hermosa historia. Te mando muchas bendiciones desde México :)

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  12. me gusto mucho la historia
    una pregunta: ¿cuando sale la 2° parte

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  13. Está muy linda tu historia. Valdría mucho la pena y sería increíble conocer la segunda parte :) Gracias por tus aportaciones

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  14. Muy buena historia, sería genial que publicaras la segunda parte :D.

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